La existencia de Dios y las pruebas reales de su presencia han sido siempre un tema de interés en la humanidad, tanto para los creyentes como para los no creyentes. Muchos han tratado de estudiar a Dios o a los seres divinos desde la ciencia racional, la cual es deficiente para este estudio, ya que sólo se limita al mundo material y no permite dar pruebas certeras que permitan creer o no en estos seres celestes. El agnóstico representa ese hombre que cree en todo lo que puede comprobar con sus sentidos y lo que forma parte del universo material. En este sentido, como él carece de elementos para dar evidencia de Dios o Dioses, no puede ni negar, ni creer en este o estos seres.
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Se define como agnóstico a la persona que considera que todo conocimiento de carácter divino, supra humano o intangible es inaccesible a la entendimiento humano pero no lo rechaza. Existen dos tipos de agnósticos: el agnóstico teísta y el agnóstico ateísta. El teísta admite y considera que pueda existir un Dios o ser supremo así no pueda explicarlo. El ateísta es escéptico a la existencia o presencia de un Dios o un ser supremo y por eso la rechaza.
Agnóstico (del griego agnostos que quiere decir no conocido). Este término fue utilizado por primera vez por el biólogo británico Thomas Henry Huxley para exponer su rechazo a todo tipo de conocimiento espiritual o místico.
La palabra “gnosis”(conocimiento), proveniente del griego, fue utilizada por la iglesia cristiana para definir el conocimiento espiritual. Huxley agregó a esta palabra el prefijo “a” que significa “carencia de” para definir el agnosticismo como un método escéptico de investigación sustentado en evidencias y no en un credo ateo.
Actualmente, el término agnosticismo puede ser entendido en dos sentidos. El primero como un método de investigación basado en hechos comprobables y el segundo como una postura filosófica que, al no tener fundamentos racionales para comprobar la existencia de un Dios, no cree y niega la existencia de un ser supremo.
El teísmo agnóstico representa la postura que tienen las personas que no niegan la existencia de un ser supremo a pesar de no poder comprobar su presencia. Este tipo de agnóstico también es conocido como agnóstico pragmático o apático porque al no tener elementos para confirmar la existencia de Dios, ni tampoco para negarla, decide simplemente no vincularse con ese tema, mostrando poco interés sobre el mismo y considerándolo un argumento de interés para teólogos.
Las diferencias de estas formas de pensamientos se centran en Dios y las formas de acceder al conocimiento divino.
El agnóstico como ya lo hemos definido, no tiene forma de comprobar la existencia de Dios así que no puede afirmar si existe o no. Sin embargo, el agnóstico puede decidir si acepta esta creencia porque no puede probarla, y ser un agnóstico teísta; o si por el contrario, decide negarla y ser un agnóstico ateísta.
El ateo, a diferencia del agnóstico, niega totalmente la existencia de Dios y toda entidad divina, por eso no se molesta en hablar de estos temas y se centra en lo material. La etimología de la palabra ateo está compuesta por el prefijo “a” que significa “carencia de” y Theos que quiere decir Dios. Los ateos creen que es falsa la existencia de Dios en diferentes aspectos y buscan pruebas en la ciencia o la lógica para explicar por qué no puede haber un ser supremo.
Los ateos pueden ser clasificados en dos grupos, los ateos prácticos y los ateos teóricos. Los ateos prácticos tienden a relacionar todos los hechos y eventos sucedidos a fenómenos naturales, son indiferentes a hablar del tema de Dios y a conocer sobre el mismo; los ateos teóricos por el contrario tienen argumentos científicos y lógicos para probar que Dios no existe y que todo el conocimiento generado sobre los seres divinos es contradictorio e inventado.
En el caso de los gnósticos, el tema de Dios o de seres celestes es de gran importancia porque se busca llegar a él a través del conocimiento divino que solo es adquirido a través de la intuición y la fe. Los gnósticos creen en Dios y saben que los métodos para llegar a él no están en la razón sino en la creencia de que existe algo que está más allá de los sentidos y la lógica.
En este sentido se puede decir que el agnóstico no puede confirmar la existencia de Dios y puede decidir si cree o no; el ateo la niega de forma argumentada y el gnóstico cree y busca más allá de sus sentidos para poder comunicarse con el ser supremo y vincularse con él a través de la fé y la intuición.
Sancler, Valentina. (2017). Agnóstico. Recuperado el 23 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/agnostico/