De origen griego, la palabra amnesia significa literalmente “sin memoria”. La amnesia es una patología neuropsicológica que produce la pérdida parcial o total de la memoria. Esta patología ocurre cuando se alteran los procesos neurobiológicos complejos, en el procesamiento y almacenamiento de información a corto y a largo plazos. Cuando se trata de una amnesia que afecta a la “memoria nueva” y la persona es incapaz de aprender nuevas cosas pero recuerda bien su vida pasada, se habla de una amnesia anterógrada. Así, la persona no puede fijar los nuevos eventos que acaban de suceder y los olvida a medida que estos van ocurriendo.
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Amnesia retrógrada
La amnesia anterógrada se refiere a la imposibilidad para memorizar los elementos nuevos luego de un instante determinado que ha sido marcado por un choque traumático. El individuo con amnesia anterógrada recuerda todos los eventos que preceden este evento traumático pero es incapaz de memorizar los elementos posteriores a éste. Siendo así, existe la incapacidad de formar nuevos recuerdos.
La amnesia anterógrada aparece cuando ciertas zonas de la corteza prefrontal del cerebro, o de la zona occipital o parietal, alteran el funcionamiento normal de las redes neuronales implicadas en el aprendizaje y en la memoria de trabajo. Este trastorno puede ser ocasionado por diversas causas, tales como, un ataque cerebral, un traumatismo craneal, enfermedades inflamatorias, un tumor, la falta de oxígeno, la enfermedad de Alzheimer o el consumo excesivo del alcohol. En la mayoría de los casos, el cerebro es perjudicado de forma definitiva.
Por otra parte, una amnesia anterógrada puede ser causada por medicamentos (muchas benzodiacepinas son conocidas por poseer efectos amnésicos potentes) o por una intervención quirúrgica en la cual hay daños en el hipocampo o en el lóbulo temporal medio del cerebro.
Asimismo, la privación de oxigeno o una crisis de epilepsia pueden ser causantes de una amnesia anterógrada. Por último, rara vez, un choque o un trastorno emocional pueden ser el origen de esta forma de amnesia.
La persona con amnesia anterógrada presenta dificultades para almacenar nuevas informaciones y de este modo, es incapaz de recordar nuevos aspectos y presenta muchas dificultades de aprendizaje.
Siendo así, la amnesia anterógrada impide por ejemplo, la memorización de un nombre, de un número, de un procedimiento que acaban de ser leídos, vistos o escuchados por quien padece esta patología. Es así como esta forma de amnesia frena o imposibilita el aprendizaje y la apropiación de nuevos saberes. En los casos más severos, el paciente descubre cada 10 o 20 minutos un mundo totalmente nuevo. Se dice que la persona no puede hacer planes para el futuro o en todo caso, los olvida.
Por lo general, cuando se desea diagnosticar un trastorno de la memoria, se consideran los factores como lesiones en la cabeza, accidentes, una intervención quirúrgica, sucesos emocionales traumáticos, entre otros, que pudieran ocasionar una pérdida de la memoria.
Por otra parte, es elemental llevar a cabo pruebas psicométricas o pruebas cognitivas. Asimismo, es necesario realizar una evaluación física detallada que permita precisar la causa de la amnesia y que incluya por ejemplo, un escáner cerebral, una angiografía cerebral o exámenes de sangre.
Para determinar si se trata de una amnesia anterógrada en particular, es necesario evaluar si la pérdida de la memoria es a corto o a largo plazo.
El tratamiento de la amnesia anterógrada está basado generalmente en el entrenamiento de la memoria y en estrategias capaces de ayudar a las personas que padecen este trastorno a vivir mejor en su cotidianidad. Se trata de instaurar rituales muy estrictos y de repetir cada día las mismas informaciones al paciente. Por lo general, se utiliza una agenda en la cual se encuentran las informaciones que permiten al paciente ubicarse en el tiempo y en el espacio.
Sancler, Valentina. (2018). Amnesia anterógrada. Recuperado el 25 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/amnesia-anterograda/