La economía define como bienes complementarios a todos aquellos productos que para ser consumidos necesitan de otro que los complemente. Para satisfacer una necesidad, los bienes complementarios pueden ser dos o más. Aunque su relación no sea 1:1, estos bienes no pueden actuar por separado, al menos para satisfacer la necesidad más importante para la que fueron creados o producidos. Estos bienes poseen una relación cruzada entre sí. Esto significa que la variación de precios de uno, impacta sobre la demanda del otro. Esto se denomina elasticidad cruzada. En el caso de los bienes complementarios, esta elasticidad cruzada es negativa.
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Se denomina bienes complementarios a todos aquellos grupos de dos o más bienes que actúan juntos para satisfacer una determinada necesidad de los consumidores. Estos bienes poseen una demanda cruzada entre sí. Es decir, cuando uno de los bienes complementarios sube el precio, la demanda del otro cae junto a la del primero. A esto se lo conoce como elasticidad cruzada de la demanda negativa. La clave para reconocer este tipo de bienes es que su adquisición depende de la compra, también, del otro bien.
En términos económicos, los bienes complementarios son aquellos que, para ser consumidos, necesitan de otro bien. Aunque no los tengamos presentes, existen numerosos ejemplos de la vida cotidiana sobre este tipo de bienes.
Por lo tanto, la demanda de estos bienes condiciona la de los bienes que los complementan. Si el precio de la gasolina se eleva, se produce una retracción en las ventas de automóviles.
No necesariamente, los bienes complementarios se comercializan a pares. Sin embargo, el consumo está íntimamente ligado. También es importante tener en cuenta que estos bienes pueden adquirirse en mercado separados.
Los bienes complementarios poseen una demanda cruzada como característica principal. El consumidor está limitado para consumir un bien complementario si no consume, además, otro bien que lo complementa.
Por lo tanto, cuando el precio de un determinado bien sube, la demanda cae, haciendo caer la demanda del bien complementario.
Un ejemplo clásico de esto es el automóvil y la gasolina. El aumento en el precio de la gasolina provoca un impacto negativo en la demanda de automóviles. Otro ejemplo de la vida cotidiana es el pan para hot dogs y las salchichas.
Esta categoría de bienes de consumo posee una demanda relacionada entre sí. Cuando un consumidor adquiere un bien complementario debe considerar la compra de otro que lo complementa.
Entonces, podemos imaginar que la relación que existe entre la demanda de un bien y otro que se complementan es directa. Si la demanda de uno aumenta, necesariamente aumentará la del otro bien.
Con relación a los precios, los bienes complementarios poseen una elasticidad cruzada de la demanda negativa. En términos sencillos si el precio de un bien complementario aumenta, su demanda caerá, al igual que la demanda del otro bien.
Existe, en economía, lo que se conoce como grados de complementariedad. Esto significa que dos o más bienes no se complementan siempre de una manera directa e igual. Existen grados en la que dos o más bienes se complementan.
Por ejemplo, el pan y la mantequilla son bienes complementarios. Sin embargo, ambos no se complementan de manera directa. Un incremento en el precio del pan provocará una caída en su demanda. Pero, no necesariamente se registrará una caída de igual magnitud en la demanda de mantequilla. Esto, debido a que la mantequilla posee otros usos, además de complementarse para el pan en su consumo.
D'Alessandro, Manuel. (2020). Bienes complementarios. Recuperado el 23 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/bienes-complementarios/