El cantar de gesta es un relato épico de origen medieval que tuvo presencia Europa entre los siglos XI y XII. Éste narraba las aventuras de un héroe que representaba la cultura de un pueblo. En un principio, estos relatos fueron transmitidos de forma oral por los juglares pero con el devenir del tiempo, estos poemas fueron llevados al formato escrito que nos permite apreciarlos hoy en día.
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Los cantares de gestas son epopeyas de la literatura poética medieval que cuentan las aventuras de un héroe mitológico o histórico, cuyas virtudes representaban el modelo a seguir y honor de los pobladores de esas tierras europeas. Estos eran transmitidos de forma oral por los juglares de la época. Los cantares de gesta eran anónimos tenían una longitud de 2.000 a 20.000 versos que eran cantados, pero en su mayoría no pasan de 4.000 versos. En Europa los cantares de gesta se hicieron muy populares en la Edad Media, entre los más conocidos podemos nombrar: El Mio Cid en España, El Cantar de Roldán en Francia, El Beowulf en Inglaterra, el Cantar de los Nibelungos en Alemania, entre otros.
El término “gesta” proviene del latín y significa “hazaña o hecho”, por eso este género literario lleva ese nombre.
La historia de los cantares de gesta se ubica en la Edad Media europea. Estos eran presentados como poemas épicos que no tenían autor conocido y eran cantados por los juglares.
Visto que el analfabetismo era muy común en Europa en los siglos XI y XII, los cantares de gesta servían para narrar e informar al pueblo de los hechos históricos, hazañas de guerreros famosos de esas tierras.
Muchas veces la longitud de estas obras era muy larga, la cual variaba entre 2.000 y 20.000 versos – aunque en su mayoría no pasaba de 4000 versos-. Esto traía como consecuencia que el juglar dividiera su narración en varios días para exponerla completamente. En Castilla, España, los cantares de gestas eran llamados “Cantos noticieros”.
En Europa los cantares de gesta se hicieron muy populares en la Edad Media, entre los más conocidos podemos nombrar: El Mio Cid en España, El Cantar de Roldán en Francia, El Beowulf en Inglaterra, el Cantar de los Nibelungos en Alemania, entre otros.
Existen cantares que cuentan con resúmenes previos entre cara 20 o 90 versos para que los oyentes pudiesen recordar lo que se había dicho anteriormente.
Muchas de estas historias fueron quedando poco a poco en la memoria de los pueblos y en parte de sus tradiciones hasta pasar a la lengua escrita.
Entre las características más representativas de los cantares de gesta, podemos mencionar los siguientes:
En España, aun se recitan los cantares de gesta en sus pueblos y sigue siendo parte de la identidad española y un tema muy utilizado en el teatro clásico del Siglo de Oro.
Entre las obras que aún se conservan de forma escrita se pueden mencionar el Cantar del Mio Cid, el cantar de las Mocedades de Rodrigo y algunos versos del Cantar de Roncesvalles.
En Francia, los cantares de gestas fueron muy numerosos. El más famoso de ellos es la Canción de Roldán.
Los cantares de gesta franceses fueron narrados en lengua de Oil y cuentan las historias de caballeros del período de Carlos Martel y Carlo Magno.
Con el pasar del tiempo, los cantares de gesta franceses fueron agregando a sus historias elementos fantásticos como gigantes, monstruos, magos, entre otros para adornar los hechos.
Actualmente en Francia existen textos que preservan más de ochenta cantares de gestas de los pueblos galos. Estos fueron agrupados por los trovadores de los siglos XIII y XIV en cuatro series llamadas Ciclos, las cuales agrupan las hazañas de un guerrero o familiares de éste.
Los cuatro ciclos son:
Los cantares de gestas no tienen autores conocidos. Se cree estos fueron elaborados por clérigos y juglares de la época medieval que tenían acceso a las historias de los guerreros de esas épocas.
Estos cantares fueron adaptados y adornados por los trovadores al gusto de los pueblos que escuchaban estas historias con el fin de informar y recrear, pero con el pasar del tiempo estas obras perdieron en el lenguaje escrito su aporte instrumental y mantuvieron su extensión y sus largos adornos descriptivos; elemento que puede hacer algo fatigante la lectura de estos textos en la actualidad.
El ejemplo más destacado de los cantares de gesta en España es El Mio Cid, obra épica que narra las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador en búsqueda de la honra de su persona y su patria.
Esta obra es un icono importante de la literatura clásica español y es el único cantar de gesta que se ha conservado casi completo.
Escrito aproximadamente en el año 1200, esta pieza literaria estás estructurada en tres cantares. Estos son:
A diferencia de los cantares de gesta franceses, el Mio Cid no tiene elementos sobrenaturales o fantásticos.
Este poema épico de origen francés, fue escrito en el siglo XI y narra los hechos de la batalla de Roncesvalles y la traición de Ganelón (padrastro de Roldán) al conde Roldán, quien es sobrino del emperador Carlomagno y prefecto de la Marca de Bretaña.
El cantar de Roldán pasa al lenguaje escrito tres siglos después de haber ocurrido los hechos, lo que hizo que el relato fuera transformando los hechos reales en leyenda y que hayan sido adornados agregando además a personajes fantásticos como Oliveros (amigo imaginario de Roldan).
El cantar de Roldan está compuesto por 4.002 versos decasílabos, agrupados en 291 estrofas llamadas tiradas.
Sancler, Valentina. (2017). Cantar de gesta. Recuperado el 22 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/cantar-de-gesta/