El mundo marino posee animales extraordinarios, entre ellos los cetáceos. Estos seres, en su mayoría de dimensiones enormes, son mamíferos que habitan en las aguas del planeta Tierra y que desde siempre han despertado el interés de la ciencia. Destacados son los cachalotes y los delfines, especies de comprobada inteligencia con características físicas únicas. La fascinación que despiertan ha llegado hasta el cine, aunque también les ha perjudicado, pues algunos han sido mermados por la acción del hombre, hasta ser colocados en peligro de extinguirse.
Se les llama cetáceos a los animales acuáticos que integran el orden Cetácea. Se les considera mamíferos placentarios, porque poseen placenta. Se dice que fue Aristóteles quien acuñó el término “cetáceo”, que proviene del griego “ketos”, y se refiere a “monstruo marino”. Dicho término se emplea para nombrar a las especies de agua que podían respirar a través de sus pulmones. Son similares a los peces, pero presentan formas únicas según el tipo. Destacan las ballenas, marsopas y delfines.
El origen de los cetáceos data de hace unos 50 millones de años. Se desarrollaron en lo que se llamó antiguamente océano o mar de Tethys. Inicialmente, eran mamíferos terrestres y poco a poco se adaptaron al hábitat acuático. Este origen terrestre se basa, entre otras cosas, en la capacidad de los cetáceos de “absorber” aire de la superficie y los movimientos que realizan al nadar. Su columna se “desplaza” de forma similar a la de los mamíferos y no a la de los peces.
Existen diversas teorías sobre la evolución de los cetáceos. Una de las más aceptadas es la que los vincula a los Mesoniquios, particularmente a los de la forma Mesonychia. Estos animales extintos eran carnívoros angulados similares a los lobos, pero con pesuñas muy grandes. Sus dientes en forma triangular se parecen a los de las ballenas. Por otro lado, tras el estudio de varias muestras de ADN, en la década de los 90´, se determinó que la evolución vendría de los artiodáctilos, específicamente de un grupo denominado Hippopotamidae. Otros antepasados relacionados con los cetáceos son: Indohyus (Raoellidae), Pakicétidos (Pakicetidae), Ambulocetus (Ambulocetidae), Remingtonocétidos (Remingtonocetidae), Protocétidos (Protocetidae) y Basilosáuridos (Basilosauridae).
De ser animales terrestres, los cetáceos pasaron a convertirse en semiacuáticos, y luego totalmente acuáticos. Su estructura física fue cambiando para adaptarse a su nueva condición, pero sin transformase del todo. Por ejemplo, las patas frontales se convirtieron en aletas, pero en el interior se mantienen los huesos de sus predecesores. Posteriormente, la forma trasera pasó a ser una “aleta caudal horizontal”. Este tipo de orientación le facilita el nado a la superficie para tomar aire. Para ello también desarrollaron un orificio (algunos tienen dos) en la parte de arriba de sus cuerpos para respirar. El órgano coxal (hueso pélvico) que poseían se convirtió en vestigial, cuya función vigente es la de anclar sus órganos genitales.
Existen varias clasificaciones para los cetáceos, sin embargo, se suelen tipificar en dos amplios grupos:
Se han contabilizado al menos 80 especies de cetáceos. Los más conocidos según su tipo son:
Aunque el universo acuático alberga una gran cantidad de especies de cetáceos, existen características que les identifican. Estas son:
Los cetáceos se encuentran en los mares y océanos de todo el planeta Tierra. Hay especies adaptadas tanto a las aguas frías como tropicales. Algunas especies también habitan en ríos de agua dulce, como el delfín rosado o tonina y el delfín del Ganges. Casi todos los cetáceos migran anualmente de sus áreas en las que se alimentan hasta otras donde tienen sus crías.
Al nacer se alimentan de leche materna. Cuando están preparados, los misticetos (barbados) suelen alimentarse de krill, plantón y peces pequeños. Los odontocetos cazan peces más grandes y casi todo tipo de animales marinos. Mastican muy poco, suelen tragarse sus presas casi enteras.
Se reproducen sexualmente y por fertilización interna. Como copulan en el agua, sus genitales están diseñados para que no se escapen los fluidos. Los machos tienen su órgano sexual en una hendidura y las hembras dentro de una cavidad en el abdomen por debajo de sus riñones. Alcanza la madurez reproductiva entre los 6 y 13 años de edad. Sus expectativas de vida se encuentran (según especie y tamaño) entre los 30 y 80 años. La gestación también cambia de una especie a otra. Por ejemplo, la orca pasa 16 meses en estado y el delfín nariz de botella tiene una cría tras un año de preñez.
Estadísticas de 2008 señalan que una cuarta parte de los cetáceos conocidos están amenazados de extinguirse. De la cifra, 10% se clasifican “En Peligro Crítico”. Sin embargo, las estadísticas podrían ser más graves, pues hay que considerar que se tienen muy pocos datos de la mitad de los cetáceos de los que hoy se está al tanto. La caza indiscriminada, choques con barcos, enmallamiento en redes pesqueras, desmejora del hábitat, alteración acústica y merma de alimento están entre las causas del mal.
Entre las especies amenazadas destaca la ballena azul. Este hermoso animal acuático se considera el de mayor tamaño que ha existido en nuestro planeta. Puede alcanzar hasta 33 metros de largo. El dinosaurio más grande conocido medía 26 metros.
El rorcual boreal (Balaenoptera borealis) es otro que figura en la funesta lista. Aunque su caza masiva se frenó gracias a varias medidas de protección, aún persiste su captura por el hombre.
En la categoría de “Vulnerables” se hallan la marsopa negra (Neophocaena phocaenoides), la tonina o delfín de la Plata (Pontoporia blainvillei) y el delfín del Irrawaddy (Orcaella brevirostris).
Castro Del Valle, Laura Isabel. (2020). Cetáceos. Recuperado el 23 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/cetaceos/