El concilio de Nicea, también conocido como el Primer concilio de Nicea, fue el primer concilio ecuménico de la iglesia cristiana, realizado en la antigua Nicea, lo que actualmente conocemos con el nombre de İznik, Turquía. Fue llamado de esta manera por el emperador Constantino I, un catecúmeno no bautizado, que presidió la sesión de apertura y participó en cada una de las discusiones. Esperaba que un concilio general de la iglesia resolviera el problema creado en la iglesia oriental por el arrianismo, una herejía propuesta por primera vez por Ario de Alejandría que afirmaba que Cristo no es un ser divino sino que era un ser creado.
Fue el primer concilio ecuménico universal en el cual participaron obispos de las regiones cristianas que se dio en una etapa de paz dentro de la iglesia y en donde se podía disponer de la libertad necesaria para reunirse de forma abierta.
El concilio de Nicea fue el primer congreso ecuménico que se dio a nivel mundial y el cual pudieron participar todas las regiones en las cuales se practicaba la religión cristiana. Tuvieron la ventaja de poder reunirse de forma pacífica y fue el emperador Constantino que ayudó a los obispos, ayudándolos con el viaje y ofreciendo hospedaje.
En el concilio hubo también seguidores de Arrio, un sacerdote que negaba la divinidad de Jesucristo y ellos se encargaron de exponer sus teorías y creencias para buscar convencer a los demás obispos, sin embargo, fueron rechazados y para evitar discusiones y confusiones, los padres conciliares redactaron sobre la base del credo bautismal de la iglesia de Cesarea, un símbolo de fe que demostrara la fe recibida y la confesión de la fe.
El objetivo era hacer que los obispos aceptaran como acuerdo que se creía en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador de todas las cosas visibles e invisibles; y en un solo Señor Jesucristo, el unigénito del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho, en el cielo y en la tierra; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, se encarnó y se hizo hombre, padeció y resucitó al tercer día, subió a los cielos y volverá para juzgar a vivos y a muertos. Y en el Espíritu Santo.
También trataron temas como la controversia sobre la celebración de la Pascua y el cisma de Melecio. El primero de ambos se encuentra tratado como Controversia Pascual; el segundo, como Melecio de Licópolis.
Llegaron muchos obispos de todo el mundo, tanto de los que apoyaban a Arrio como los que estaban en su contra. Entre los Padres Conciliares había figuras eclesiásticas relevantes del momento, por ejemplo, Osio, obispo de Córdoba, Alejandro de Alejandría, Marcelo de Ancira, Macario de Jerusalén, Leoncio de Cesarea de Capadocia, Eustasio de Antioquía, y unos presbíteros en representación del Obispo de Roma, que no asistió por su avanzada edad.
Por parte de Arrio, estaban algunos de sus amigos como Eusebio de Cesarea, Eusebio de Nicomedia y algunos otros. En total fueron unos trescientos los obispos que participaron.
El emperador Constantino I apoyaba al cristianismo y por eso les había dado libertad para reunirse y practicar su culto sin persecuciones. Constantino sabía de las divisiones que existían en el seno del cristianismo, por lo que, siguiendo la recomendación de Osio de Córdoba, convocó a un concilio ecuménico de obispos en la ciudad de Nicea, con el propósito de establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana. El concilio se desarrolló entonces entre el 20 y el 19 de junio del año 325 y fue todo un sínodo de obispos cristianos.
Constantino I o Constantino el Grande como era también conocido actuó como un mediador y un impulsador del concilio de Nicea y por esta razón es reconocido en las iglesias ortodoxas orientales y en la iglesia católica bizantina griega como San Constantino. Fue quien legalizó la religión cristiana y le dio legitimidad al cristianismo en el Imperio Romano, razón por la cual es considerado como el primer emperador cristiano.
Los acuerdos que se tomaron durante el concilio de Nicea fueron llamados cánones y son los siguientes:
El concilio de Nicea se realizó en contra del arrianismo que había surgido de Alejandro de Antioquia, Osio de Córdoba y del papa Zacarías. Se quería también clarificar las posiciones bíblicas de manera correcta y buscar la unidad de los cristianos.
Algunas de las consecuencias del concilio de Nicea son:
Fue de suma importancia porque logro encontrar la unidad en la iglesia, eliminó el problema que existía con los arrianos y promovió la Edad de Oro de la Teología. Es considerado como el primer concilio general que ha habido en la historia de la iglesia cristiana.
Briceño V., Gabriela. (2018). Concilio de Nicea. Recuperado el 25 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/concilio-de-nicea/