El Segundo Concilio Vaticano, popularmente llamado Concilio Vaticano II de la Iglesia católica, fue convocado por el Papa Juan XXIII y continuado bajo el papado de Pablo VI. Su propósito según se anunció en el momento fue la renovación espiritual de la iglesia y la reconsideración de la posición de la iglesia en el mundo moderno. La innovación más espectacular del concilio, convocada el 11 de octubre de 1962, fue la invitación extendida a las iglesias protestantes y ortodoxas orientales para enviar observadores; a las reuniones asistieron representantes de muchas de esas iglesias. Otra característica obvia fue la diversidad de orígenes nacionales y culturales mostrados entre quienes asistieron de todo el mundo.
El Concilio Vaticano II fue una de las renovaciones más importantes que emprendió el papa Juan XXIII y fue un concilio de la Iglesia católica para promover el desarrollo de la fe, la moral y la disciplina católica involucrando a otros credos y religiones alrededor del mundo.
El concilio surgió un medio de renovación espiritual para la iglesia y como una ocasión para que los cristianos que se encontraban separados de Roma se unieran en la búsqueda de la unión. Las comisiones preparatorias nombradas por el Papa prepararon una agenda y produjeron esquemas de decretos sobre diversos temas. Al abrir el concilio el 11 de octubre de 1962, el Papa aconsejó a los sacerdotes conciliares que trataran de satisfacer las necesidades pastorales de la iglesia.
Los convocados al consejo incluyeron a todos los obispos católicos y ciertos dignatarios de otras iglesias. Invitados a las sesiones del consejo, pero sin derecho a voto, hubo un número de observadores de las principales iglesias y comunidades cristianas separadas de Roma y una cantidad de católicos llamados auditores.
El trabajo de las comisiones preparatorias había sido realizado por miembros de la Curia y una vez que se abrió el consejo ,los sacerdotes del consejo de diversas partes del mundo se agregaron a las comisiones. Los decretos revisados que surgieron de las discusiones del consejo y el trabajo de las comisiones ampliadas tendieron a tener un punto de vista más progresivo.
El trabajo del concilio continuó bajo el sucesor del Papa Juan Pablo VI, y las sesiones se convocaron cada otoño hasta que el trabajo del concilio se completó el 8 de diciembre de 1965. Dieciséis documentos fueron promulgados por los sacerdotes del concilio.
El objetivo del Concilio era reflexionar sobre la doctrina de manera que las reflexiones correspondieran a las exigencias de nuestro tiempo.
Como primer objetivo se buscó reflexionar sobre las realidades que forman la Iglesia, de acuerdo con la labor que debe realizar la Iglesia como defensora de la fe. No era un punto únicamente para resguardar o defender la fe, sino también para poder desarrollarla asiduamente.
Se busca una nueva reflexión acerca de las verdades y los elementos que conforman la Iglesia y se buscaba concebir la Iglesia como una realidad sobrenatural y no exclusivamente como una realidad social, psicológica o de índole política .
También tenía como objetivo la reflexión y el desarrollo que hace la Iglesia sobre sí misma, sobre sus verdades y sus elementos, que no se redujera únicamente al trabajo de los pastores reunidos sino en el trabajo que el Magisterio continuaría y que continúa realizando en la etapa postconciliar.
Se buscaba encontrar los lineamientos para cambiar la forma en que se llevaban las congregaciones y los cambios que eran necesarios para poder lograr vivir en los tiempos modernos.
Los participantes del Concilio Vaticano II fueron los siguientes:
Las etapas o sesiones del Concilio Vaticano II se comentan a continuación:
Los documentos que surgieron durante el Concilio Vaticano II fueron los siguientes:
Las causas que promovieron la realización del Concilio Vaticano II fueron las siguientes:
El Concilio trajo grandes cambios para la doctrina católica porque luego de que terminó la Iglesia perdió sus sentimientos identitarios, y sufrió un gran reblandecimiento en cuanto a los aspectos morales; y surgió dentro de ella una intoxicación con los dogmas pertenecientes al marxismo cultural. El propio Benedicto XVI hizo referencia a concesiones excesivas en el campo ético y a malinterpretaciones que han hecho que la Iglesia sufra una división.
La importancia del Concilio Vaticano II radica en la invitación que se hizo por parte de la Iglesia católica para incentivar y engrandecer la fe, en que sus fieles aprendieran a conocer esa fe de manera profunda e intensa para lograr tener una mejor relación con Dios. También se buscó mejorar la vocación cristiana.
Fue una guía para la iglesia ante las nuevas situaciones que se presentan en el mundo actual.
Briceño V., Gabriela. (2018). Concilio Vaticano II. Recuperado el 22 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/concilio-vaticano-ii/