A menudo se emplea el término perfeccionista, para referirse a alguien que quiere que una tarea se realice según su ideal, hasta en el más mínimo detalle. Esa fijación para cumplir con sus estándares y lograr la satisfacción plena, es lo que la psicología señala como perfeccionismo. Ser perfeccionista no es bueno ni malo. Pero sí existen ventajas y desventajas de desarrollar esta forma de pensamiento que puede convertirse en un problema, si llegase a tornarse obsesiva. De hecho, puede derivar en patologías como la depresión, al no tolerar fracasos o medias tintas.
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Obsesión
Se define perfeccionismo al hecho de creer que es necesario y posible lograr la perfección. Quien lo desarrolla como una patología, suele estar convencido de que algo que no cubra sus ideales, no puede ser aceptado. Este rasgo de la personalidad tiene diferentes matices, según el grado en el que afecte la vida de un individuo.
Diversos son los factores que pueden incidir en el desarrollo del perfeccionismo. Algunos de los señalados por los especialistas son los siguientes:
El perfeccionismo tiene diversas aristas, y sus niveles de intensidad determinarán los síntomas o señales de su existencia. A groso modo se evidencian estas características en los individuos que se creen perfeccionistas:
A pesar de que a través de los años el perfeccionismo se conceptualizó y valoró desde una perspectiva negativa, hoy se continúa estudiando debido a su complejidad y a las distintas maneras en las que se presenta. Investigaciones recientes hablan de dos factores incidentes, los “esfuerzos perfeccionistas” y las “preocupaciones perfeccionistas”. De allí que esta división conduce a clasificar el perfeccionismo en dos tipos: “Desadaptativo” y “Adaptativo”.
En este renglón entran los aspectos negativos del perfeccionismo, los disfuncionales. Se refiere a las personas que se obsesionan con su desempeño, que siempre están vigilantes de sus conductas y no toleran la frustración que genera no conseguir lo que esperaban (actitud exagerada). Suelen paralizarse, sufrir ansiedad y tener problemas con su entorno. Algunas de sus características son:
Se vinculan a los aspectos positivos del perfeccionismo. Son actitudes sanas y que se relacionan al éxito. Muchos deportistas, artistas y profesionales destacados tienen estos rasgos en su personalidad. La disciplina y esfuerzo por dar lo mejor de sí en sus proyectos son característicos en ellos. Aceptan los errores como un aprendizaje para mejorar y no les paralizan. Entre sus características están:
Las consecuencias que derivan del perfeccionismo están muy ligadas a la intensidad de los rasgos perfeccionistas que se presenten. Es importante señalar que una persona puede tener conductas de ambos tipos de los perfeccionismos descritos (adaptativo y desadaptativo). Eso hace que la evaluación sea compleja. Cuando hay patrones obsesivos se desencadenan psicopatologías y la vida social se ve afectada negativamente. Los individuos excesivamente perfeccionistas muestran hostilidad hacia otras personas y sensibilidad a lo que digan o hagan. La ansiedad también es común. Se aficionan a comprobar y planificar todo lo que hacen, se comparan con otros y se ven inferiores, los que les genera angustia.
Cuando no es patológico, el perfeccionismo tiene varias ventajas. El ser exigentes consigo mismos hace que estas personas sean buenos trabajadores y que busque obtener resultados óptimos. A menudo son grandes profesionales. No son fáciles de rendirse ante los obstáculos que se les presenten. Analizan todas las opciones para encontrar una solución. Son perseverantes y constantes, lo que hace que no pongan atención al tiempo que les lleve trabajar en sus objetivos o el desgaste emotivo que les produzca. Son positivos, aprovechan sus equivocaciones o desaciertos para aprender a ser mejores.
Cuando el perfeccionismo se presenta de un modo patológico puede ocasionar mucho daño. Estas personas suelen posponer sus tareas (procastinación) por no tener todo lo que requiera para alcanzar su meta de manera perfecta. Tienen un bajo rendimiento académico y/o laboral, pues pierden mucha energía y tiempo en pequeños detalles que no vienen al caso durante sus actividades. Esto los deprime y genera sentimientos de antipatía entre sus compañeros. Tienen más posibilidades su sufrir accidentes. El autodespresio por no alcanzar sus estándares les paraliza y deprime.
Al no considerarse el perfeccionismo desadaptativo como un trastorno mental en sí, no existe una intervención determinada. A pesar de ello, hay formas de tratar aquellos aspectos de la conducta que son disfuncionales. Los psicólogos suelen enfocarse en que el perfeccionista identifiques los pensamientos distorsionados como los dicotómicos (todo o nada) o los catastróficos (sino acierto nunca podré hacerlo). La autocompasión es un valor a desarrollar para combatir estos pensamientos. Otras herramientas que se aplican es realizar ejercicios para que la persona tome perspectiva y se perciba a si misma desde lo externo y con su estándar propio. Así podrá juzgarse desde fuera, como lo haría un amigo. De esta manera será más flexible y podrá comprender su situación. Exponerse gradualmente a sus temores de forma premeditada, será otra técnica a aplicar para que disminuya el malestar ante sus imperfecciones.
Castro Del Valle, Laura Isabel. (2020). Perfeccionismo. Recuperado el 23 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/perfeccionismo/