Las figuras literarias son formas diferentes de usar las palabras que tenemos en nuestro alfabeto, las palabras que por lo general utilizamos por sus significados originales, sin embargo, cuando les añadimos algunas singularidades del tipo fonético, gramatical o semántico hacemos que tengan significados diferentes. Estas figuras retóricas abundan pueden ser utilizados tanto en el espacio literario como un elemento distintivo, y también en el lenguaje coloquial, como por ejemplo en el caso de la prosopopeya, una figura literaria que es muy utilizada en el lenguaje corriente y que cuenta con una gran aceptación.
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Eufemismo, figuras retóricas, metáfora, oximoron, sinestesia
La prosopopeya es una figura literaria que se encarga de darle a las cosas u objetos que no tienen vida, características propias de las personas o de los seres que sí tienen vida.
La prosopopeya es un recurso del estilo literario que consiste en dar a las cosas inanimadas una dimensión humana para provocar un determinado sentimiento o efecto en la persona que lee. Esto quiere decir que a algo que no tiene vida, el escritor le otorga un sentido humano, es decir, se da una personificación. La personificación tienen una función meramente semántica porque afecta la forma en la que entendemos un objeto o un animal.
Las principales características de la prosopopeya son las siguientes:
Por lo general, la prosopopeya es utilizada con frecuencia en el ámbito de la literatura, pero también es común verla en el lenguaje que utilizamos día con día. Esta situación se produce probablemente porque como seres humanos tenemos la necesidad de explicar las cosas guiándonos a partir de diferentes criterios y sentimientos humanos. Utilizamos la prosopopeya para poder darle sentido humanístico a la realidad, para darle un sentido que esté más cerca de nuestros valores y de nuestras ideas.
La prosopopeya también tiene una importante función desde el punto de vista de la estética. Los seres humanos nos comunicamos de forma oral, por medio de diálogos y por escrito y cuando lo hacemos, generalmente tratamos de hacerlo de una manera atractiva y bella, que llame la atención de la persona con la que nos estamos comunicando. En este sentido, la prosopopeya proporciona una cierta belleza a nuestras palabras. Al decir que la mañana está triste o que la guitarra está sola estamos dando un toque poético al lenguaje.
Existen muchos usos que se le pueden dar a la prosopopeya, algunos ejemplos de éstos dependiendo del contexto y de la forma gramatical en la que se encuentren son los siguientes:
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas;
y luego, desmayada y encogida,
de tu caduco ser das mustias señas!
¡Con qué, con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!
Sor Juana Inés de la Cruz
«La sombra se veía
venir corriendo aprisa
ya por la falda espesa
del altísimo monte…»
«La ciudad era rosa y sonreía dulcemente. Todas las casas tenían vueltos sus ojos al crepúsculo. Sus caras eran crudas, sin pinturas ni afeites. Pestañeaban los aleros. Apoyaban sus barbillas las unas en los hombros de las otras, escalonándose como una estantería. Alguna cerraba sus ojos para dormir y se quedaba con la luz en el rostro y una sonrisa a flor de labios»
Rafael Sánchez Ferlosio
“En las arenas bailan los remolinos,
el sol juega en el brillo del pedregal”
Atahualpa Yupanqui – El Arriero
“Y el sol se va sonrojando
porque la noche le va cayendo”
Estopa – El calorro
“Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.”
Silvio Rodríguez – Oleo de mujer con sombrero
Briceño V., Gabriela. (2018). Prosopopeya. Recuperado el 24 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/prosopopeya/