Rafael Sanzio, mejor conocido como Raffaello o Raffaello Santi, es un pintor y arquitecto italiano emblemático de la época del Alto Renacimiento. Además, este importante artista es hijo del también pintor Giovanni Santi, quien era pintor y poeta oficial de la corte de Federico III de Montefeltro, uno de los príncipes más celebres y protector de las artes del Renacimiento en Italia.
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Raffaello o Rafael Sanzio, fue todo un referente italiano del renacimiento, considerado uno de los más grandes e influyentes pintores. Es conocido como “el príncipe de los pintores”. Recibe su primera formación en las artes, de su padre, el pintor Giovanni Santi; para luego estudiar a Miguel Angel y a Da Vinci, de los cuales adquiere su virtuosismo formal, así como la capacidad de sintetizar escenas religiosas; las cuales buscan la representación equilibrada de una belleza sutil a base de su carácter compositivo.
Rafael Sanzio nace el 6 de Abril de 1483, en Urbino, Italia; razón por la cual se le puede conocer como: “Rafael de Urbino”. Era descendiente del pintor y poeta Juan Sanzio. Desde esa afinidad, nace su interés por las artes y su padre se convierte en su primer maestro.
Recibe influencias tanto de Leonardo da Vinci como de Miguel Ángel tras su traslado a Florencia en 1504. De este par de virtuosos, evoluciona el manejo de su técnica pictórica a partir de algunas composiciones y retratos. Pero no es hasta 1508, que logra establecerse en Roma, donde aflora su genialidad y su arte toma su expresión más significativa.
Al partir de su llegada a la capital del orbe cristiano empieza a ser contratado por papas y obispos para que decore los salones y capillas del Vaticano. Produce innumerables cuadros, retratos, frescos murales, esculturas y obras arquitectónicas; demostrando así su ejecución magistral. Un ejemplo de su obra lo constituye “La Escuela de Atenas”, una de las más representativas de su virtuosismo y cuyas habitaciones se ubican en el Vaticano.
Doce años más tarde, el mismo día de su cumpleaños, el 6 de Abril de 1520, a la edad de 37 años, fallece en la ciudad de Roma donde residía. Su muerte ocasiona una irremediable pérdida para el arte, ya que deja uno de los cuadros más significativos inconcluso, como lo es: “La Transfiguración”.
La obra de Rafael Sanzio refleja fielmente el carácter de la época, ya que es influenciado por Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, precursores del Renacimiento. Lamentablemente fallece joven y aun así, logra ser gran exponente de este auge artístico, específicamente del Alto Renacimiento, entre el siglo XV y comienzos del siglo XVI.
Entre los elementos plásticos que se pueden definir en sus piezas, se destaca la claridad compositiva ya que se puede observar a simple vista el esquema triangular- piramidal a la hora de representar sus escenas. Se preocupa por el espacio dentro de la pintura, lo que lo lleva a crear un ambiente que engloba todas las figuras que se encuentran entre sí, llevando el tema de la perspectiva a otro nivel en cada una de sus escenas, evocando una sutileza en la calidad del trazo.
El enfoque del pintor hacia los temas religiosos es de simple notar, de carácter narrativo o secuencial representa escenas de los textos evangélicos, contemplando la figura de Cristo, apóstoles, discípulos y personajes mágicos religiosos. Se trata de un directo y fuerte acercamiento a la cosmovisión de la época.
El debido análisis de sus obras se puede dividir en cuatro periodos, en donde destaca su estancia en Florencia. Sus primeros años en Perudia (1494-1500); la etapa de Umbría (1500- 1504), la etapa florentina (1504-1508) y su periodo de doce años en Roma.
Durante su tiempo en Perufia, junto a Perugino adquiere las tonalidades claras, las posturas elegantes, los paisajes idílicos. Luego, en Umbría profundiza los estudios de perspectiva, preocupación constante en los medios artísticos de la época. Las piezas que resaltan son: La Adoración de los Magos, Museo del Louvre, la Adoración de los pastores, National Gallery de Londres y El Martirio de San Sebastián (1498).
En la trayectoria de Sanzio, se destaca el período florentino (1504), en donde es influenciado por Da Vinci, Miguel Ángel y Fray Bartolomeo, aprendiendo así sus métodos de plasmación de luces, sombras; estudios anatómicos y composición dramática de los personajes. A partir de este cambio estilístico, se aprecian sus numerosas madonas y
vírgenes; el esquema compositivo triangular o piramidal, logrando un carácter de serenidad en sus piezas. Ejemplos de ello son: la Madonna del Granduca, en el Palacio Pitti, en Florencia; y La bella jardinera, en el Museo del Louvre. Por otra parte, la composición más original en este período, es El Entierro de Cristo de 1507 que se ubica en la Galería Borghese en Roma y que forma parte de un retablo. Esta obra muestra la fuerte influencia de Miguel Ángel en la disposición y actitudes de los cuerpos y en el tratamiento anatómico de los mismos.
Debido a su fama como representante renacentista viaja en 1508 a Roma, invitado por el Papa Julio II, para la decoración al fresco de cuatro estancias que pasan luego a la historia del arte universal, las estancias vaticanas. Destacan, la Primera Stanza de la Signatura: Disputa del sacramento, Escuela de Ateneas, el Parnaso, la Segunda Stanza de Heliodoro: Misa de Bolsena, la Tercera Stanza de Incendio de Borgo y Sueño de Constantino. Posteriormente fallece en 1520, dejando inconclusa La Transfiguración.
La creación de está representativa pintura comienza con la realización de bocetos entre 1509 y 1510, para posteriormente ser terminada de 1510 a 1512. Fue una encomienda del Papa Julio II con carácter decorativo de la Stanza della Segnatura. El fresco evoca la filosofía de la época ya que plasma una asombrosa escena cotidiana con los grandes pensadores, en este caso Aristóteles y Platón, en medio de la Escuela de Atenas y reunidos con su grupo de filósofos alrededor de significativas esculturas de Atenea y Apolo.
Desde el punto de vista plástico y como digno ponente de la época renacentista, se destaca el manejo de la composición, ya que envuelve o enmarca de cierta manera a los personajes y a los elementos arquitectónicos, como las columnas y los arcos que conducen a una galería abierta en donde convergen los filósofos en segundo plano, recalcando a Aristóteles y a Platón en el centro y destacando así, la perspectiva y profundidad que adquiere la obra.
Constituye a una versión globalizada de lo que se conocía como las 7 artes, la gramática, la aritmética, la música, la geometría, la astronomía, la retórica y la dialéctica.
Un dato curioso sobre esta obra es que hay una reproducción de la misma en el auditorio de Old Cabell Hall en la Universidad de Virginia y otra en la catedral de Königsberg, Kaliningrado.
Durante el año 1517, Rafael Sanzio tiene como encargo una pieza por parte del cardenal Julio de Médicis (posteriormente el papa Clemente VII), destinada a la catedral de Narbona. La escena representada narra dos episodios de los evangelios: el acto de la transfiguración en el monte Tabor, y el vano intento de los apóstoles de aliviar a un niño poseído; que al final, es sanado por Cristo, quien baja de la montaña. Sanzio logra sobrepasar la exigencia que requiere la unión de estás dos escenas, en donde no se trata de un milagro, sino de la incapacidad de realizar uno.
En el 1520, con el fallecimiento de Rafael Sanzio, queda incompleta la pintura. Actualmente, la pieza es conservada en el Museo Vaticano.
Sancler, Valentina. (2017). Rafael Sanzio. Recuperado el 22 febrero, 2024, de Euston96: https://www.euston96.com/rafael-sanzio/